BIO/ STATEMENT

Docente universitario, investigador interdisciplinar y artista plástico y visual multidisciplinar, Juan José Mora Galeote —conocido como J.J. Mogat— vive y trabaja entre Málaga, Sevilla y Berlín. Doctor en Arte y Cultura Artística y titular de cuatro másteres (en Lenguajes y Poéticas del Arte Contemporáneo; Producción e Investigación en Arte; Profesorado con especialidad en Dibujo, Imagen y Artes Plásticas por la UGR; e Investigación en Psicología por la UNED), su práctica no conoce fronteras técnicas: la idea define el medio. Su obra abarca desde la producción literaria, la ilustración y la fotografía hasta la escultura, la instalación, el uso de nuevas tecnologías y la pintura, disciplina en la que explora los contrastes de la realidad analógica y las multiples opciones que nos ofrece la pantalla.

Sus intereses teóricos examinan las estructuras que configuran la identidad cultural, individual y social, empleando herramientas artísticas y psicológicas para el autoconocimiento y la compartición de emociones. Al trasladar la imaginería cotidiana de la pantalla al lienzo y dialogar con técnicas clásicas e inteligencia artificial, su obra realiza una crítica social de la injusticia y la erradicación autoritaria de identidades entendidas como desidentes. El detalle depurado, el color vibrante y el brillo subrayan la vida como un derecho a existir.

El contraste dentro de una aparente homogeneidad es la clave del análisis estético que ofrece su trabajo plástico y visual. El pintor tradicional Antonio López dice: “Un artista pinta lo que ve; si estoy en Madrid, pinto Madrid”. Hoy, un artista —armado con conectividad absoluta— ve mucho más allá de la realidad analógica. La pantalla nos brinda un inmenso mundo de información visual y la posibilidad de visitar lugares desde el sofá o en el metro. Pinto todo lo que esta pequeña pero vasta ventana de la pantalla me ofrece. La naturaleza cotidiana y globalizada de la pantalla nos une, y es justo que el arte proporcione este análisis visual y social, tal como lo hicieron los pintores antes de la invención de la fotografía.

Sus principales líneas de investigación se centran en las estructuras que conforman la identidad cultural, social e individual, poniendo en diálogo herramientas de analisis psicológico y estético para el autoconocimiento y la compartición de emociones. En este marco, la neuroestética conecta aprendizaje, desarrollo y creatividad, mientras que la inteligencia emocional, la interpretación y el reconocimiento de afectos atraviesan transversalmente su creación visual. A partir de estos intereses, Mogat ha acuñado el término belkitsch para describir el cambio de visión estético contemporáneo y reivindicar el kitsch desde un planteamiento conceptual, cruzando estéticas vecinas y explorando cómo el contexto, la interacción con el mismo e interindividual configuran la experiencia artística.

En el ámbito docente, aporta innovaciones inspiradas en la psicología social y cultural y en la terapia de las artes expresivas —como la Didáctica Triádica Integral y el estudio de fondos identitarios— con especial atención al vínculo entre docente y discente. Paralelamente, profundiza en los efectos de las redes sociales y el uso de pantallas sobre el autoconcepto y los rasgos de personalidad, dando lugar al constructo de “autoconcepto proyectado-digital”. A través de su obra y su labor académica, J.J. Mogat promueve la empatía y el apego como ejes de la enseñanza y la creación, subrayando el arte como vehículo de análisis social y reivindicación del derecho a existir.

Belkitsch

{CON} TENIDO
{ES} TÉTICO

[…] el belkitsch, seguiremos diciendo que es lo cotidiano de un gusto común, digerible, asimilable, llevado al museo. Es el ejercicio de un embellecimiento –kitsch– controlado: el mellizo guapo del kitsch, el que es culto pero llama la atención por ser bello; a diferencia del kitsch que intentaba ser culto y era atractivo –para algunos–; pero al no tener ese acervo cultural no cuajaba en todos, no se le tomaba en serio. El belkitsch, sí (es).

(Mora G., 2017)

Hay placeres que han sido generados por la cultura en que se vive.

(Kandel, 2013, p. 102)